miércoles, 26 de enero de 2011

las primeras prohiviciones vienen dadas por el clero






Las prohibiciones más duras han sido dos: La bula de Pío V prohibiendo estos festejos y la real pragmática de Carlos IV.
en un principio la Iglesia condenó la práctica de diversas actividades lúdicas como la participación en el circo o en el teatro, por considerarlas impropias de un buen cristiano1. La consecuencia fue que, al consolidarse en España las corridas de toros y ser consideradas, en sus distintas variedades, también como un juego, algunos teólogos católicos las relacionaron con los ludi romanos y, más concretamente, con los juegos y espectáculos circenses.

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