domingo, 16 de febrero de 2014

CAPITULO DO




Que rico en detalles era la fiesta de entonces, que aquellas historias de picadores, toros y toreros celebres, enriquecían la tauromaquia siendo caldo de cultivo para futuras generaciones de aficionados.
Leído esto entonces prosigamos con la bella historia, que bien merece sacarla de las letras y pasarla a la pantalla.
-Yo pico una corrida entera con el mismo caballo-dijop una noche el señor Juan en la tanerna del tio Caracoles.
Un gitano, de mirar mas atravesao que su alma malidta, se encaro con el viejo y le dijo en tono de chunga;
-No zera ezo azi zi los bichos zon del zeño Gaviria…
-Aunque sean del Cristo de la Salud-contesto el señor Juan. Digo que entro y salgo en la plaza con el mismo jaco, sin que la voluntá de naide4 me haya apeado ni un minuto tan solo.
-Algo bueno vá por mi parte, a que naa dezo ez verda- replico ek guitano.
-Vaya lo que quieras…
-Guerva yo al `presidio donde purgue la caricia que hice a mi churumbela, si tal haces, y que malos lobos coman las entrañas de tu hija si no cumples como dices.
Cara costo a Merchorito- asi apodaban al gitano- su maldición, porque enarbolando el brazo el señor Juan, aplícale  tan recia puñada en la fisonomía que aquella boca transformo de pronto en un salón de baile de muelas y colmillos.
-Anda,arrastrao, que si vuelve tu lengua de víbora a mencionar a mi Carmita, tengo de exprimirte los cascos de la cabeza como si fuera cartón.
Quedo concertada la apuesta después del lamentable incidente, y se convino celébrala en Sevilla, donde de ahí a dos meses iba a estoquear seis Gavirias el famoso Roque Miranda.