lunes, 16 de junio de 2014

cronica de la corrida celebrada en el tiemblo

[17/06/2014, 1:01] diego leon cisneros: CRONICA DE LA CORRIDA CELEBRADA EN LA CORTE Y VILLA DE EL TIEMBLO CELEBRADA EL DIA 14 DE JUNIO 2014 Cuando las cosas se van encauzando y el espectáculo va cimentándose en la lógica, la integridad y el respeto hacia la fiesta. Las voces son acalladas y el respetable respetado dando un sentido ético a todo lo que significa el rito taurómaco. Aunque esto es inviable que funcione al 100%, si hemos de poner cuidado en todo lo que esté en nuestro alcance, ocupando cada uno su lugar. Parece ser que la cosa tiene su efecto y solo respetando varias pautas el resultado siempre es satisfactorio. Esta vez aunque nunca es de confirmar pero si en apariencia, los cornúpetas no fueron tocados en lo que las astas se refieren. Parece ser que la mano negra que toca dichos cuernos fue cortada de raíz cosa que a mí me alegra mucho. Si esto queda solucionado la fiesta en nuestro pueblo marca otro rumbo totalmente distinto al que estábamos acostumbrados dando un mayor espectáculo y emoción a nuestra amada fiesta. Como hemos de comprobar en nuestro tradicional apartado el respetable ayto nos deleito con una corrida de aceptable presentación, destacando varios ejemplares que perfectamente podría lidiarse en plazas de primera por su imponente lamina. Destaquemos el primero de preciosa estampa (cárdeno bragao) con el número 28 de la ganadería de Antonio San Román, ovacionado de salida que parecía sacado de un retrato de los de Goya. O un castaño con el numero 26 de este mismo hierro sacado a ultranzas de los corrales de Madrid. Viendo semejantes ejemplares a la hora del almuerzo, hace que las voces se propaguen de taberna en taberna para que la masa acuda al circo para averiguar el desenlace, teniendo una aceptable entrada a las siete de la tarde. Mansa fue la corrida de Antonio San Román, mansa y floja en líneas generales tomando seis puyazos de verdad por un picotazo yéndose todos a tablas a excepción del primero. 1.- 28 Cárdeno bragado ovación de salida. Toro sin torear, duro de pezuñas y masacrado en varas. ( palmas al toro). 2.-26 Castaño manso flojo a menos palmas al toro. 3.-71 Castaño axiblanco bien presentado mal lidiado, manso toreable (palmas). 4.-92 colorado y más en tipo novillo manso flojo noble toreable a menos (palmas). 5.-43 Negro feo de hechuras cinqueño manso con mejor recorrido (con ciertas complicaciones) y a menos. Silencio. 6.- 18 Colorado ojo de perdiz en tipo novillo manso, flojo bien por el izquierdo. ( Silencio ) Con más voluntad que oficio estuvieron los diestros Joselillo e Iban García, estando este ultimo horroroso con los aceros. [17/06/2014, 1:03] diego leon cisneros: De uñas estuvo el respetable con Juan Bautista, que con más oficio que sus compañeros anduvo de bandolero con su primero y con mas astucia que arte en su segundo, siendo el lote más noblote y chico de la corrida. Juan Bautista que vino a pasaportar la tarde al despachar su primer ejemplar sin ni siquiera dar un pase, mandándole al purgatorio lo antes posible con cinco pinchazos y un descabello. Ovacionado con una atronadora bronca. Con su segundo pudo lucirse más, un animal mas dulzón que el vino de tonel, si estuvo a la altura aunque sin redondear. Dos orejas protestadas y bronca en el sol. Iván García que no encuentra su sitio ni en las becerradas de cebreros, no aprovecho los pocos pases de su primero que no tardo en rajarse. Mal con los aceros cuatro pinchazos y cinco descabellos. Ovación. Tampoco se acoplo con su segundo un manso que también busco las querencias, que el diestro supo verlo a última hora de la faena. Lo despacha de una media. Ovación. Joselillo cortó una oreja cariñosa en su primero con una faena de alivio abusando del pico pero con cierta colocación. Lo despacha de una estocada y un pinchazo. Oreja Con su segundo un animal mal lidiado saco con estilo un derechazo, aunque con precauciones y sin arriesgar. Silencio. Buena la ejecución en la suerte de varas cogiendo buenos puyazos en el morrillo. Destaquemos otra vez la presencia de algunos de los morlacos, aunque ahora en septiembre con ¿que nos quedamos?

cronica de la corrida del tiemblo

De uñas estuvo el respetable con Juan Bautista, que con más oficio que sus compañeros anduvo de bandolero con su primero y con mas astucia que arte en su segundo, siendo el lote más noblote y chico de la corrida. Juan Bautista que vino a pasaportar la tarde al despachar su primer ejemplar sin ni siquiera dar un pase, mandándole al purgatorio lo antes posible con cinco pinchazos y un descabello. Ovacionado con una atronadora bronca. Con su segundo pudo lucirse más, un animal mas dulzón que el vino de tonel, si estuvo a la altura aunque sin redondear. Dos orejas protestadas y bronca en el sol. Iván García que no encuentra su sitio ni en las becerradas de cebreros, no aprovecho los pocos pases de su primero que no tardo en rajarse. Mal con los aceros cuatro pinchazos y cinco descabellos. Ovación. Tampoco se acoplo con su segundo un manso que también busco las querencias, que el diestro supo verlo a última hora de la faena. Lo despacha de una media. Ovación. Joselillo cortó una oreja cariñosa en su primero con una faena de alivio abusando del pico pero con cierta colocación. Lo despacha de una estocada y un pinchazo. Oreja Con su segundo un animal mal lidiado saco con estilo un derechazo, aunque con precauciones y sin arriesgar. Silencio. Buena la ejecución en la suerte de varas cogiendo buenos puyazos en el morrillo. Destaquemos otra vez la presencia de algunos de los morlacos, aunque ahora en septiembre con ¿que nos quedamos?

jueves, 12 de junio de 2014

TOROS EN EL TIEMBLO

toros en El Tiemblo

capitulo III

Aun se recuerda en Sevilla el magnífico lance del señor Juan. Salió a la plaza en un jaco tordo airoso porte, y al concluir la corrida ni la más pequeña rozadura de asta de toro pudo descubrir en el cuerpo del animal el más escrupuloso observador, y pico los seis toros.
Brazo de Hierro consolido su fama y tan heroico empeño corrió de boca en boca, de villa en villa, de capital en capital en capital, colocándole a la cabeza de los picadores de aquel tiempo, tiempo más afortunado que el presente para el arte de torear a pie y a caballo.
Perdió la apuesta Mechorito, y aunque las crónicas de la época  no dicen si cumplió como hombre lo que como gitano había ofrecido, referencias muy respetables atestiguan que el astuto ex presidiario devolvió el golpe a Brazo de Hierro, hiriéndole cobardemente en la prenda más cara de su alma, en la hermosísima Chiclanera.
Habíase enamoricado la hija del señor Juan de un gitano, digno compare de Merchorito, y quizá influido por infernales consejos de este, logro el feliz amante que la niña, accediendo a sus melosos juramentos de eterno amor, abandonara la casa de su padre el mismo día en que el señor Juan enloquecía  al publico de Sevilla con su soberbia hazaña.
La Chiclanera huyo con el gitano sin parar mientes en tamaña ingratitud, y como si esta no viniera a ser la muerte del señor Juan.
 ¡Pobre viejo!
Carmita para él era más, mucho más que el alimento cotidiano, más que el aire para los pulmones, más que la sangre para las venas.
No volvió a levantar cabeza el señor Juan.
Únicamente en el ruedo, cuando la fiera retrocedía airada para embestir con mayor ímpetu, Brazo de Hierro sentía que la sangre se agolpaba en la garganta, que su brazo adquiría inusitada fortaleza y que el bicho aquel, negro o castaño, era el infame matador de su honra y de su  felicidad.
El cornúpeto retrocedía ante aquel poder sobrehumano, y el señor Juan, echando lumbre por los ojos, apretando entre sus dedos de acero la vara y poniendo en el pecho todo el vigor de su naturaleza, gritaba llamando al toro:
_! Entra cobarde!
La muchedumbre enronquecía de entusiasmo y echaba a Brazo de Hierro sombreros y cigarros, E señor Juan era el primer picador de la época. Su brazo fue el terror de todas las ganaderías.




domingo, 16 de febrero de 2014

CAPITULO DO




Que rico en detalles era la fiesta de entonces, que aquellas historias de picadores, toros y toreros celebres, enriquecían la tauromaquia siendo caldo de cultivo para futuras generaciones de aficionados.
Leído esto entonces prosigamos con la bella historia, que bien merece sacarla de las letras y pasarla a la pantalla.
-Yo pico una corrida entera con el mismo caballo-dijop una noche el señor Juan en la tanerna del tio Caracoles.
Un gitano, de mirar mas atravesao que su alma malidta, se encaro con el viejo y le dijo en tono de chunga;
-No zera ezo azi zi los bichos zon del zeño Gaviria…
-Aunque sean del Cristo de la Salud-contesto el señor Juan. Digo que entro y salgo en la plaza con el mismo jaco, sin que la voluntá de naide4 me haya apeado ni un minuto tan solo.
-Algo bueno vá por mi parte, a que naa dezo ez verda- replico ek guitano.
-Vaya lo que quieras…
-Guerva yo al `presidio donde purgue la caricia que hice a mi churumbela, si tal haces, y que malos lobos coman las entrañas de tu hija si no cumples como dices.
Cara costo a Merchorito- asi apodaban al gitano- su maldición, porque enarbolando el brazo el señor Juan, aplícale  tan recia puñada en la fisonomía que aquella boca transformo de pronto en un salón de baile de muelas y colmillos.
-Anda,arrastrao, que si vuelve tu lengua de víbora a mencionar a mi Carmita, tengo de exprimirte los cascos de la cabeza como si fuera cartón.
Quedo concertada la apuesta después del lamentable incidente, y se convino celébrala en Sevilla, donde de ahí a dos meses iba a estoquear seis Gavirias el famoso Roque Miranda.

miércoles, 22 de enero de 2014

En recuerdo a Joaquin Monfil ( Capitulo uno)


Manuel Martinez Agujetas
Imagenes de Cayetano Sanz en la antigu plaza de Madrid


Historias de picadores de antaño
Recordemos a don Joaquín Monfil, que gustosamente estará viendo y disfrutando de ese gran duelo entro dos colosos del toreo siendo Lagartijo y Frascuelo, aficionado este como  si hubiera vivido en aquel tiempo.
Siempre será recordado por ser gran lector y vividor de aquella época, centrándose en aquellos picadores forzudos y coletudos, que con su enorme brazo eran capaz de detener y desviar la envestida del toro.
Imaginémonos en aquella  época, contemplando en una tasca de las de antes la imagen esbelta de dos robustos picadores coletudos de aquella época.
¡Verdad que pone los pelos de punta!

Va para ustedes esta hermosa historia


Bocetos taurinos de “Sol y Sombra”

Pasaba ya de los setenta años, pero a muy cierto tengo que pocos mozos de veinte le hubieran llevado el pulso, ni partido, como partía el señor Juan, de un puñetazo el marolo de una mesa de café.
Sus puños eran dos martillos de ciclope, los músculos de su muñeca calabrotes de acero. De hombro a hombre media mayor distancia que desde los toriles a la puerta de la Presidencia.
Era todo un gigante el señor Juan.

Brazo de Hierro le llamaba la gente de su cuadrilla, y a pesar del tiempo transcurrido aun hay quien hace memoria del formidable poder de su brazo, cuando apoyando el rejón de la vara en el cerviguillo del toro, resistía el tremendo empuje, inclinado el cuerpo ligeramente sobre el estribo derecho y apretando los dientes con furia, como si creyese que se le iba a escapar por la boca todo el poderío de su sangre.

Milon de Cotrona hubiera envidiado en ocasiones al señor Juan, que si respecto a puños nada  se habría echado en cara ambos gigantes, en cuanto a hombría de bien y a nobleza e corazón mediadillo hubiese andado el atleta invencible de los juegos Piticos si el  parangón le hubieran puesto con el viejo picador de Chiclana. 

El señor Juan adoraba a su hija Carmen cuando esta era muy niña. Para ella tenía siempre caricias de niño, ternuras de mujer, delicadezas incomprensibles en aquel carácter rudo y violento. Sus brazos, cuando rodeaban el cuello de la Chiclanera- así llamaban en el pueblo a la hija del picador- se convertían en lazos de seda y pluma que al oprimir deleitaban…

Murió la madre de Carmen cuando esta era muy niña. Una mañana al amanecer sintió mucho fuego en la garganta, algo raro que la subía a la boca y la tapaba el paso del aire, y antes de la noche moría besando a su Carmita y con el pensamiento en Córdoba, a donde había ido a torear el señor Juan. Cuando este supo la muerte de su vieja-como él la llamaba-algunas lágrimas enturbiaron la mesa de café, que el tablero de mármol salto cual si hubiera sido de vidrio.
Desde entonces no hubo para el señor Juan más que dos amores. Su Carmen, su huerfanita, rubia como las mieses. Después su terrible profesión los toros. Y vivió años y años viendo aumentar su fama en el arte de detener, al par que crecía la Chiclanera, manojo de gracia y hermosura, celebre Chiclana y alrededores.