Última novillada de la temporada venteña

La tarde de hoy podríamos calificarla como una tarde apática, fría, gris. Con un ganado de lo más aburrido, manso soso y descastado de Rocio de la Camara.
De los novilleros mejor no hablar. Es cierto que el ganado tenía pocas opciones pero la actitud de los chavales era de lo mas desmotivado y aburrido haciendo palpable su estrepitoso fracaso taurómaco.
Toros mansos buscando la querencia de tablas y buscando constantemente la salida. Mansos en el caballo como el sexto y de excesiva flojedad como el primero. Tomaron un total de 6 varas más siete picotazos complementándolo con un tumbo.
Javier Pacual penoso con la muleta dando un serial de mantazos y trapazos. Muy mal en el concepto de los terrenos sacando al manso rajado a las afueras.
Con su segundo dio un recital de pico, sumando banderazos de la tuna y pésima colocación.
Daniel Palencia toreo a su primero con una faena basada en la precaución y el despegue o alejamiento del animal. Toreando en paralelo y al hilo del pitón.
Con su segundo animal un novillo que lo poco que tenía era por el izquierdo, paso a la derecha con su tauromaquia ya mencionada.

Sergio Blanco, el más placeado vino con la intención de pegársela al público de Madrid. Con su primero ordeno que le dieran en el caballo, dando su picador dos hermosos puyazos al novillo. Faena de media altura citando al hilo del pitón y sin utilizar lo poco potable del pinto izquierdo. Abuso del toreo de cercanías o de falso valor, arrimándose cuando el bicho estaba medio ahogado, suplementándolo con unas bernardinas chatarreras.
Con su segundo un animal un poco mas encastándote le trajo por el camino de la amargura. Estando el novillero a años luz del novillo. Sin dominar al bicho, dejándose el balcón abierto y con más miedo que vergüenza despacho el último de la tarde.
Mal termina lo que mal se empieza, así es la pésima organización empresarial que nos ha ofrecido esta desgraciada empresa de Madrid.