Que rico en detalles era la fiesta de entonces, que aquellas
historias de picadores, toros y toreros celebres, enriquecían la tauromaquia siendo
caldo de cultivo para futuras generaciones de aficionados.
Leído esto entonces prosigamos con la bella historia, que
bien merece sacarla de las letras y pasarla a la pantalla.
-Yo pico una corrida
entera con el mismo caballo-dijop una noche el señor Juan en la tanerna del tio
Caracoles.
Un gitano, de mirar
mas atravesao que su alma malidta, se encaro con el viejo y le dijo en tono de
chunga;
-No zera ezo azi zi
los bichos zon del zeño Gaviria…
-Aunque sean del
Cristo de la Salud-contesto el señor Juan. Digo que entro y salgo en la plaza
con el mismo jaco, sin que la voluntá de naide4 me haya apeado ni un minuto tan
solo.
-Algo bueno vá por mi
parte, a que naa dezo ez verda- replico ek guitano.
-Vaya lo que quieras…
-Guerva yo al `presidio
donde purgue la caricia que hice a mi churumbela, si tal haces, y que malos
lobos coman las entrañas de tu hija si no cumples como dices.
Cara costo a
Merchorito- asi apodaban al gitano- su maldición, porque enarbolando el brazo
el señor Juan, aplícale tan recia puñada
en la fisonomía que aquella boca transformo de pronto en un salón de baile de
muelas y colmillos.
-Anda,arrastrao, que
si vuelve tu lengua de víbora a mencionar a mi Carmita, tengo de exprimirte los
cascos de la cabeza como si fuera cartón.
Quedo concertada la
apuesta después del lamentable incidente, y se convino celébrala en Sevilla,
donde de ahí a dos meses iba a estoquear seis Gavirias el famoso Roque Miranda.
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